Por Ing. Agr. Viviana Panadero,
Depto. I&D Rainbow Paraguay.
El trigo puede ser afectado por diversas problemáticas tanto climáticas (granizo, sequía e inundaciones), plagas (insectos, crustáceos), enfermedades (fúngicas, bacterianas y virósicas) o malezas. Sin dudas entre las plagas que afectan al trigo, los pulgones o áfidos constituyen uno de los principales problemas desde la etapa inicial del cultivo. Por su alta fecundidad, Partenogenesis, viviparidad y polimorfismo.
Estos insectos pueden causar perdidas significativas en el rendimiento del cultivo si no se los detecta a tiempo, ya que es un cultivo bastante sensible a esta plaga.
Los daños causados pueden ser directos o indirectos, Los daños directos refieren cuando los mismos succionan las hojas y causan daños por la saliva que poseen efectos fitotóxicos, produciendo como consecuencia, marchitamiento, clorosis, manchas, disminución de los rendimientos y dependiendo de la gravedad de los ataques y estado del cultivo, hasta la muerte de la planta. También son responsables de algunos daños indirectos, ya que son transmisores de importantes enfermedades virósicas.
Desde el inicio del cultivo, en la implantación se debe prestar atención y realizar monitoreos para detectarlos, principalmente en años secos con temperaturas templadas. Durante los años lluviosos, se desprenden de las plantas disminuyendo su incidencia. Mientras que temperaturas superiores a 30°C impiden su multiplicación.
Los Pulgones o áfidos que encontramos comúnmente en el cultivo de trigo y de cereales forrajeros son: el pulgón verde de los cereales, el pulgón amarillo de los cereales y el pulgón de la espiga.
El que mas afecta en el cultivo desde el inicio es el pulgón verde de los cereales (Schizachis graminum), pueden atacar desde su nacimiento hasta encañazón, ubicándose en el envés de las hojas, el período mas crítico es a las 2 semanas después de la emergencia de la plántula, con un umbral económico para la toma de decisiones de 5 pulgones por planta a partir de la primera semana.
El Pulgón Amarillo de los cereales (Schizaphis graminum), coincide parte de su ciclo con el pulgón verde, desde el macollaje hasta espigazón, formando colonias en el envés de las hojas, y produciendo daño por succión de la savia. Esto provoca amarillamiento de las hojas y reduce la altura de la planta. Afectan el rendimiento debido a la disminución del numero de granos por espiga.
El ataque generalmente ocurre en las hojas inferiores hacia las superiores. Y ambos pulgones mencionados anteriormente son transmisores del ¨Virus del enanismo de los cereales¨, los mismos reducen tanto el área foliar como también la cantidad de raíz, haciendo que la planta sea más pequeña, amarilla y por consecuencia produce una espiga de menor tamaño, granos más chicos y de mala calidad. Por todo esto, debemos hacer hincapié en el monitoreo constante y control temprano de los pulgones.
El pulgón de la espiga, a diferencia aparece a partir de espigazón y es en ese momento donde causan el mayor daño. Se ubica sobre la espiga, y provoca disminución del peso de los granos, lo que produce una pérdida de rendimiento.
Los criterios de decisión para el manejo de pulgones por control químico deben contemplar el umbral de daño determinado para cada especie y el estado fenológico del cultivo, teniendo siempre en cuenta los momentos más susceptibles para el cultivo.
En base a estos criterios, se podrán optar por insecticidas específicos como el aficida Pirimicarb, que tiene baja toxicidad para insectos benéficos y con amplio espectro de control. Es interesante resaltar que debido al habito de alimenticio de estos insectos, se deben aplicar insecticidas sistémicos.
Existe otro grupo de pulgones cuyo ataque se produce al momento de la emergencia o bien sobre la semilla, debajo del suelo. Para este grupo, se recomienda principalmente los insecticidas sistémicos en los tratamientos de semilla.